Neurocepción: descifrando el radar subconsciente de nuestra seguridad

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La neurocepción es un término acuñado por Stephen W. Porges para describir cómo los circuitos neuronales evalúan de manera subconsciente si las situaciones o personas son seguras, peligrosas o potencialmente mortales. Este proceso se realiza en partes primitivas del cerebro y es fundamental para determinar nuestras respuestas ante otros seres humanos y el entorno, activando comportamientos prosociales o defensivos sin que seamos conscientes de ello.

Los estados del sistema nervioso autónomo

La Teoría Polivagal introduce tres etapas en el desarrollo del sistema nervioso autónomo de los mamíferos, que son cruciales para entender cómo funcionan nuestros mecanismos de respuesta:

  1. Inmovilización (como fingir la muerte),
  2. Movilización (comportamientos de lucha o huida),
  3. Comunicación social o compromiso social (interacciones positivas como el juego y la comunicación).

Estos estados se vinculan directamente con cómo interpretamos nuestra seguridad en el entorno y regulan las acciones correspondientes, ya sea acercándonos a otros y formando vínculos, o defendiéndonos de amenazas percibidas.

Interacción entre la neurocepción y los trastornos mentales

Un neurocepto defectuoso puede estar en la base de diversos trastornos psiquiátricos, como el autismo, la esquizofrenia, los trastornos de ansiedad, la depresión y el trastorno reactivo del apego. Este fenómeno puede llevar a una interpretación errónea de la seguridad o peligro de las situaciones, lo que resulta en respuestas fisiológicas y comportamentales maladaptativas.

En niños con un desarrollo típico, sin embargo, la neurocepción ajusta adecuadamente el nivel de riesgo percibido, alineando su consciencia cognitiva del riesgo con su respuesta instintiva al peligro.

Estrategias de compromiso social: Esenciales para el vínculo social

Para formar vínculos sociales, los seres humanos necesitan no solo inhibir los sistemas de defensa en un ambiente seguro sino también establecer una cercanía física y emocional con los demás.

Esto es crítico tanto en la relación madre-infante como en las relaciones entre adultos. La neurocepción de seguridad permite que se inhiban los circuitos cerebrales que organizan estrategias defensivas, fomentando comportamientos de compromiso social y la formación de lazos afectivos duraderos.

La influencia del oxitocina en la interacción social

La oxitocina, un neuropéptido que se libera durante procesos como el parto y la lactancia, juega un papel crucial en el establecimiento de vínculos sociales. Actúa permitiendo la inmovilización sin miedo, facilitando comportamientos esenciales como el amamantamiento y la cercanía física sin activar respuestas de defensa.

La presencia de oxitocina en interacciones seguras potencia el disfrute y la comodidad en el contacto físico, mientras que su ausencia en situaciones percibidas como peligrosas impide dicha comodidad.

Implicaciones clínicas y posibles intervenciones

Entender la neurocepción y su impacto en los comportamientos sociales y defensivos ofrece nuevas vías para intervenciones clínicas destinadas a personas con dificultades en el comportamiento social, especialmente niños. Modificar el ambiente de cuidado para que sea percibido como más seguro puede reducir respuestas de movilización o inmovilización y promover comportamientos sociales positivos.

Además, intervenciones directas que estimulen la regulación neural y mejoren la neurocepción de seguridad podrían fomentar un comportamiento social más adaptativo y saludable.

Conclusión

La teoría de la neurocepción amplía nuestra comprensión de la interacción humana y los trastornos del comportamiento desde una perspectiva biológica y evolutiva. Reconociendo y ajustando las condiciones que afectan la percepción subconsciente de seguridad, podemos facilitar un entorno más favorable para el desarrollo social y emocional, especialmente en individuos con trastornos del desarrollo y comportamientos atípicos.

Puedes leer el estudio completo aquí:

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