Creando un entorno seguro para nuestros niños aplicando la Teoría Polivagal

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El artículo de Stephen W. Porges, titulado “Making the World Safe for Our Children”, se centra en la Teoría Polivagal, una perspectiva innovadora que explica cómo nuestro sistema nervioso responde a las señales de riesgo y seguridad. Según esta teoría, los seres humanos y otros mamíferos están constantemente en busca de señales de seguridad que les permitan regular sus sistemas defensivos y promover el compromiso social.

Desde el nacimiento, la interacción con los cuidadores inicia un proceso vitalicio donde la búsqueda de seguridad se convierte en una prioridad para el desarrollo de relaciones de confianza y amorosas.

Importancia de la Seguridad en el Desarrollo Humano

La búsqueda de un entorno seguro es crucial desde las primeras etapas de la vida. Un ambiente percibido como seguro permite el desarrollo saludable de los niños y fomenta el rendimiento académico y las relaciones sociales de calidad.

Por el contrario, los entornos donde predominan las señales de peligro pueden llevar a comportamientos agresivos, problemas de aprendizaje y problemas de salud mental. Porges argumenta que la presencia de seguridad no solo es la ausencia de amenazas, sino que implica activamente la presencia de estímulos que nuestro sistema nervioso interpreta como seguros.

La Teoría Polivagal describe cómo las señales de seguridad y peligro son procesadas por nuestro sistema nervioso a través de un mecanismo llamado “neurocepción”. Este proceso, que ocurre fuera del nivel consciente, permite al cuerpo reaccionar ante las señales del entorno incluso antes de que seamos conscientes de ellas.

Si el entorno se evalúa como seguro, el sistema nervioso puede relajarse y promover estados que favorecen la interacción social y el bienestar fisiológico.

Implicaciones para la Salud y el Comportamiento Social

Las implicaciones de la Teoría Polivagal se extienden al ámbito de la salud y el comportamiento social. Por ejemplo, una buena regulación del sistema nervioso puede influir en la reducción de las probabilidades de desarrollar trastornos relacionados con el estrés y mejorar la capacidad para establecer relaciones sociales profundas y significativas. Además, comprender cómo los sistemas defensivos se regulan a través de las interacciones sociales puede ofrecer nuevas perspectivas sobre cómo abordar trastornos como la ansiedad y la depresión.

En resumen, el trabajo de Porges ofrece una visión sobre cómo la percepción de seguridad influencia nuestro bienestar desde la infancia hasta la adultez. Al entender mejor cómo nuestro sistema nervioso interpreta y reacciona a las señales de nuestro entorno, podemos mejorar las estrategias para crear entornos más seguros y apoyar el desarrollo humano en todos los ámbitos de la vida. Además, este enfoque subraya la importancia de las relaciones y conexiones sociales como elementos fundamentales para nuestra salud y bienestar general.

Puedes leer el texto completo aquí (en inglés): Making the World Safe for our Children.

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