La presencia terapéutica (PT) se encuentra en el corazón de las relaciones terapéuticas positivas y eficaces. Veinte años de investigación sobre el arte y la ciencia de la presencia forman la base de un modelo empíricamente validado de presencia terapéutica.  La presencia terapéutica proporciona una sensación neurofisiológica de seguridad en los clientes que les permite ser vistos, escuchados, comprendidos y «sentirse sentidos».  La presencia incluye un equilibrio entre la sintonía con los clientes y la sintonía con uno mismo. Permite construir, reforzar y mantener una alianza terapéutica, así como trabajar eficazmente con las rupturas terapéuticas. El TP también pide a los terapeutas que cuiden de sí mismos y trabajen en su propio equilibrio de presencia y compasión consigo mismos y con los clientes.

La TP implica aportar la totalidad de uno mismo en el encuentro con el otro, estando completamente en el momento en múltiples niveles: físico, emocional, cognitivo, relacional y espiritual. Esto implica estar presente y enraizado en el momento al tiempo que se sintoniza con la experiencia del cliente en cada momento. Esto ayuda a los clínicos a permanecer centrados frente a emociones difíciles, al tiempo que ofrecen una intervención terapéutica adaptada a la disposición de sus clientes.  Este tipo de relación proporciona un poderoso amortiguador de la angustia de los clientes a través de la corregulación del afecto.  La práctica de las habilidades básicas de la TP ayuda a mantener un nivel de vitalidad, conexión y eficacia y apoya el movimiento hacia la salud emocional y la integración neurofisiológica tanto para los clientes como para los clínicos.